Aún no sé si lo que voy a escribir es una crónica de lo que pasó el sábado en la Joy Eslava (Madrid) o una declaración de amor escrita a Miss Caffeina, no estoy segura.
De lo que sí estoy segura es que fue una noche bonita, especial, de esas de apuntar en rojo en el calendario. Creo que ni ellos ni los que les seguimos desde hace tiempo nos hubiésemos imaginado una noche mejor. Y es que el camino hasta aquí no ha sido fácil ni rápido. Todos sabemos que cada vez es más difícil que un grupo o cantante llegue y tenga un éxito inmediato y masivo. Lo importante es el trabajo, es tener buenas canciones y tocar, tocar y tocar. Y de esto saben bastante los chicos de Miss Caffeina. En los últimos años no han parado de currar. Primero con los EP's, despues con el (esperadísimo) primer disco. Y ha sido Imposibilidad del fenómeno lo que más alegrías les ha dado. Una gira que ha durado año y medio y que terminaba el sábado 17 de manera oficial (aún les quedan algunas fechas) en Madrid. Si nos ceñimos al concierto en sí, no fue distinto a los del resto de la gira, con cambios en el repertorio, colaboraciones o muchas sorpresas. Pero creo que cada uno de las 900 personas que estábamos allí (llenazo total) sabíamos que era un concierto diferente. Y hay que tener algo, ese nosequé que solo tienen unos pocos privilegiados para hacer de algo "rutinario" (desde el mejor sentido que se le pueda dar a la palabra) una noche inolvidable.
Para empezar, el sitio ayudaba a ello. La Joy Eslava tiene magia. Aparte de ser muy bonita, sabes que es un paso más respecto a otras salas, que ya es de las "grandes", pero a la vez consigue ese ambiente más cercano o familiar que tienen las salas pequeñas. El público podría haber estado más entregado, todo hay que decirlo (aunque había de todo, claro), pero en los momentos que había que cantar, cantaba, en los que había que bailar, bailaba, y en los que había que callar..no tanto (nunca entenderé a los que gritan en N=1).
A las 21:10, con la gente impaciente ya (parece mentira que no sepan que los conciertos nunca empiezan puntuales), Sergio, Álvaro, Toni y Román salieron al escenario, seguidos unos segundos más tarde de Alberto, cumpliendo a la perfección su papel de frontman de la banda. Los primeros acordes de Ley de gravitación universal fueron suficientes para que la gente enloqueciese. La primera vez que vi a Miss Caffeina hace ya unos tres años y medio no éramos ni treinta personas en la sala, y ver a tanta gente cantando me hizo estar más orgullosa que la madre de Iniesta el día que ganamos el Mundial.
Como he mencionado antes, el repertorio no varió respecto a otros conciertos, incluída la versión de Qué sabe nadie de Raphael y el nuevo "lavado de cara rockero" que le han hecho a Perfecto. Lo que sí hicieron fue presentar una canción del que será el segundo disco de Miss Caffeina, que se grabará en agosto y saldrá a finales de año. Como espero que el público haya hecho caso y no esté ya en internet (porque la gente es sorda y hubo quien la grabó), solo puedo adelantar que es un temazo, y estoy segura que el resto de canciones que completen el disco no van a ser menos. Cuando nos quisimos dar cuenta, ya estaba sonando Otoño y mariposas, último tema antes del bis. Pero faltaba la traca final. Un par de minutos más tarde, los cinco volvieron a salir al escenario de la Joy a interpretar Capitán, primer single de Imposibilidad del Fenómeno y con el que los asistentes lo dieron todo. Le siguió Mi rutina preferida, donde Alberto dio gracias a todos los que les han acompañado en este año y medio de gira y presentó a sus compañeros de grupo. Los 'lalala' coreados por todos de Mi rutina preferida resonaban en la sala mientras ellos se miraban felices y sorprendidos, como si no se terminasen de creer que ya están en el lugar que se merecen. Y para terminar, Cabaret es la canción perfecta para hacer bailar hasta a los señores de seguridad.
Mi gran noche de Raphael fue la banda sonora perfecta para que Alberto, Álvaro, Román, Sergio y Toni se despedieran entre bailes, saltos y caras de felicidad de una Joy Eslava que llenaron por méritos propios. Un broche de oro para una gira bonita, en la que han ido creciendo en cada concierto, haciéndose más y más grandes. Una gira en la que yo les he podido ver diez veces y no han defraudado ninguna, sino todo lo contrario. Una gira de la que he formado parte, aunque sea una parte muy chiquitita, y de la que estoy muy muy orgullosa.
Foto: Rolling Stone